La Unión Cívica Radical a través de sus organismos internos, autoridades nacionales y provinciales y especialmente a traves de sus militantes y adherentes esta librando la “Lucha por defender su identidad”.
Lucha con total convicción por su identidad, su integridad y su futuro.
Lucha por mantener vigente una manera de entender y ejercer la política sabiendo de la implicancia que el resultado final de la batalla tendrá no sólo para el Partido sino también para los argentinos, el País y sus instituciones.
En esta lucha se esta defendiendo lo que establece la Constitución Nacional.
Los permanentes ataques que sufre son un indice elocuente de que su presencia en el escenario político significa una “molestia” dado que es referencia de lo que debe ser un partido político y del como se debe hacer en un partido político.
La Unión Cívica Radical, “la autentica”, la que “late” y vive en la calle Alsina de la Ciudad de Buenos Aires, en todos y cada uno de los comités existentes a lo largo y ancho del país y en la casa de cada radical, es la que estuvo y esta asediada no solo por políticos de otros partidos, partidarios del pensamiento único, sino también por muchos que hasta ayer encontraron amparo en sus filas y que hoy salieron disparados detrás de otras opciones.
Resulta difícil ser coherente ideológicamente en un país donde como consecuencia de conceptos instalados en la década del noventa por un gobierno del mismo signo político que el actual, la ideología y el respeto a la dignidad y el sentido de pertenencia, son artículos extremadamente devaluados.
Los radicales que nos mantenemos dentro del partido no lo hacemos ni por soñadores ni por nostálgicos, y menos aún porque deseamos convertirnos en los custodios de un museo de ideas que otrora fuera un partido político relevante y protagonista, continuamos en la Unión Cívica Radical porque estamos convencidos de que un partido político no es un club de amigos, ni un simple conjunto de personas que se reúnen a ver como llevan a cabo sus aspiraciones individuales y personales, sino, básica y especialmente, un partido político es un espacio con principios, ideología e ideas que, a la vez de actuar como elemento aglutinador de personas que coincidan con ellas, son la plataforma que sustenta las propuestas y proyectos tendientes a completar la construcción de una República en la cual todos puedan disfrutar plenamente de la condición de ciudadanos que aquella le debe brindar a todos sus habitantes.
Tambien se esta luchando por instalar fuertemente en todos y cada uno de los radicales la certeza de que se puede volver a ser una real alternativa de gobierno, la sana ambición por acceder al poder, el afan de ser protagonistas, concientes de que estamos en un Partido político que es el instrumento adecuado y legitimo para lograrlo.
Siendo concientes asimismo de que el acceso al gobierno resulta imprescindible para acelerar la concreción de los cambios precisos para lograr los cambios que el país requiere para la realización plena de la sociedad, en la cual hoy conviven profundas desigualdades e inequidades.
Estas exigencias, comprometen.
Obligan a actuar con convicción, con seguridad, con firmeza.
En un partido político, al igual que en una familia, se esta o no se está.
No existen los términos medios.
De cualquiera de estas dos instituciones, la familia y el partido político, básicas para la vida en un sociedad democrática y organizada, uno no se puede ir y decir que esta.
Admitir el ser sin estar es solo una formula, una justificación burda, una mentira, y la sociedad, que observa, que analiza conductas, puede admitir errores, equivocaciones, pero en nombre de su dignidad, nunca mentiras o traiciones.
La sociedad respeta a aquel que explica su propio cambio.
La dinámica con que se mueve el mundo hoy, la permanente evolución de las ideas, insta a entender que cualquiera, al conocer una nueva línea de pensamiento, pueda optar por ella, pero al hacerlo debe representar, en nombre de la coherencia, el alejamiento del anterior espacio.
La actitud de irse, inhibe la obligación de la explicación del porque.
Es una forma de demostrar el respeto que uno tiene por si mismo y por la sociedad a la que, muchos cuando ingresan a la política, aspiran a representar.
No existe otra forma digna de retiro.
Nadie tiene el derecho a erigirse en juez de quien a decidido optar por otras ideas, pero quienes continúan tienen el derecho y especialmente el deber y la obligación de defender su lugar común, su grupo humano, su partido político, si quien se fue no demuestra integridad moral e intenta desintegrar y destruir su antiguo ámbito para ocupar su espacio o tratan de apoderarse del mismo.
Muchos creen que luchamos en inferioridad de condiciones, pero cuando uno tiene la plena certeza de que defiende sus convicciones, su manera de vivir, su forma de convivir y es capaz de explicar convincentemente los porque, siente que sus fuerzas se multiplican, que sus certezas y sus creencias merecen un esfuerzo mayor.
Estar en un partido político requiere conducta, puesto que la pertenencia otorga beneficios pero genera obligaciones, siendo la primera de ellas la lealtad.
Pero no la que se declama, sino la que se ejerce.
La lealtad que obliga a sostener ideas.
Ideas que asociadas conforman la identidad grupal.
Tal vez. aquellos que eran y se fueron nunca la compartieron por lo que quizás nunca debieron estar, aunque estas sean solo conjeturas.
El estar reclama aptitudes. Para entender de que no siempre se tiene razón. Para admitir de que no siempre la idea de uno es la que representa a todos, y que si la mayoría legítimamente determina una que no desvía ni tergiversa la ideología aglutinante, es obligación el apoyar la decisión de los más, sabiendo que el espacio para la discusión y el debate volverá a presentarse en el momento que corresponda.
Estar indica fidelidad.
A hechos concretos, a cosas de alta incidencia en nuestras propias vidas.
Quienes estamos en la Unión Cívica Radical sabemos que sino tenemos la capacidad de entender los hechos de la vida diaria y tener frente a ellos una actitud constructiva, basada en nuestra rica doctrina, no estaremos cumpliendo con los objetivos de nuestra pertenencia.
Sabemos los radicales que al tener una Carta Orgánica que regla su funcionamiento partidario asegura a quienes son parte de el, a ser protagonistas de su vida interna y de las decisiones que se adopten. Sabemos que su vigencia plena provoca obligaciones y entorna los derechos, pero tambien estamos convencidos de que es la Carta Orgánica la que defiende el espacio de cada uno y la esencia grupal.
Cuando estamos defendiendo la identidad, tenemos el convencimiento pleno de que están en juego valores que superan el mero marco particular y se involucran con la necesidad de conservar un sistema de vida, que más allá de sus errores y seguramente necesarias reformas, ha demostrado ser, en nuestro país y en una gran mayoría de los países avanzados y democráticos del mundo, su efectividad.
Una definición de identidad es: “Conjunto de circunstancias que determinan quién y qué es una persona determinada” y en ella encontramos que se definen perfectamente los porque de nuestra lucha: el poder determinar a partir de su conducta, de su pensamiento, de sus ideas quién es radical y que es ser radical.
En lo político decimos que la identidad es una sumatoria de ideología, principios, actitudes y compromisos. Dentro de este contexto y en un entorno autodeterminado por los elementos que se conjugan, pueden convivir matices en la interpretación de diferentes hechos, pero la imprescindible coherencia promueve por si misma, el rechazo de posturas que involucren la negación o el incumplimiento de los valores esenciales que sostienen la propia identidad.
El análisis de estos conceptos tan valiosos y directrices para la dirigencia radical da por derrotados los argumentos que sustentaron y sustentan aún, aquellos que intentaron presentar como autoritaria, caprichosa y absurda a la actitud de un Partido Político y su dirigencia que por todos los medios lucharon y luchan por mantener una manera de sentir pensar y actuar la política.
El Seminario que organiza el Comité Nacional en la ciudad de Carlos Paz los días 8,9 y 10 de mayo próximos tienen como fin discutir dentro del entorno de nuestra propia identidad si es preciso modernizar y actualizar nuestro partido, definir como deseamos verlo en este nuevo siglo y frente al bicentenario de la Nación todo lo cual aportará para la solidificación y consolidación del mismo.